viernes, 7 de agosto de 2009

Miles de ojos rodeando a mis pupilas.
Cientos de manos,
dedos,
muñecas,
cuellos,
...me tientan.
Porque ella está ausente de esta paranoia de colores y formas efímeras.
Porque él está en el vértice de esta linea blanca responsable de mi indiferencia hacia el olor de las flores.
Que pronto estará en mi cabeza.
Que pronto estará en mi garganta, en mis ojos.
Que me hundirá en lo más profundo del asfalto, viendo el morado del cielo, el rosa de la vida, el eclipse de mis ojos.
Y entonces podré tocarla, y sus dedos correrán por mi piel
estremeciendo
cada poro.
Llenando en mi
nada
su
todo.
Y entonces conseguiré sentirle también a él, que me arrastra a su mundo, protegiéndome en sus brazos, apretándome contra su pecho.
¿quién eres?
¿quién eres?

...
...
...

y yo
incapaz de emitir
sonido
alguno.


miércoles, 24 de junio de 2009

Despojada de todo sentimiento, cuando hace cientos de días, de semanas, de meses… me sobraban para regalarte.

Desterrada de tu camino, del cual me desvié por mi propio pie sin saber el por qué. Ahora intento entrar de nuevo y no encuentro más que barreras e imposibilidades que, sin duda, puede que merezca.

Acéptalo.

Acéptalo.

No, no quiero aceptarlo.

Quiero desaparecer contigo. Quiero mirarte a los ojos y que tú mires al mar atormentado de los míos; que te ahogues en él y… que me arrastres a mí contigo.
Mírame, mírame. No me veas, mírame.

martes, 9 de junio de 2009

Para siempre

No conseguía conciliar el sueño. Estaba inquieta, nerviosa, despejada completamente aquella noche de Agosto.

El ventilador que colgaba del techo ya ni siquiera desprendía aire fresco, tan solo conseguía remover todo el calor acumulado en esta habitación donde estábamos los dos.

Me tumbé boca arriba, con las manos detrás de la nuca dejando que el aire caliente me hiciera cosquillas en mi cuerpo semidesnudo.

Giré la cabeza hacia la izquierda esperando encontrarme con tu rostro, de facciones dulces, perfectas. Tumbado de lado, mirando hacia mí y con el torso desnudo. Parecías irreal, como si realmente estuviera dormida y fueras un sueño. Pero no, estabas ahí conmigo respirando el mismo aire, sintiendo la humedad, sudando...conmigo.

Abriste los ojos mirando directamente a mis pupilas. -¿Tampoco puedes dormir?- Tu voz llegó a mis oídos como electricidad, estremeciendo cada poro de mi piel. No fui capaz de emitir sonido alguno, así que me limité a mordeme el labio inferior y sonreirte.

Acariciaste sutilmente mi mejilla, rozando mi frágil cuello y subiendo nuevamente hasta llegar a mis labios. Dejaste de mirarme a los ojos y te concentraste en mis labios, cobardes y húmedos.
Cogí tu mano...tus dedos...y los besé. Besé cada yema, con los ojos cerrados sintiendo el palpitar de tu corazón en mis labios.

Te desprendiste de mi mano y agarraste fuertemente mi nuca, acercándome a tu boca lentamente. Demasiado cerca...demasiado. Entrelacé los rizos de tu cobrizo pelo entre mis dedos.

Tenía miedo de abrir los ojos pues sabía que te encontraría mirándome con tus ojos color miel, derritiendo los míos azules, pálidos y temblorosos. Me sentía frágil, indefensa entre tus fuertes brazos.

Mi respiración entrecortada notó tu aliento, golpeándome los labios entreabiertos. Tu nariz rozaba suavemente con la mía, jugueteando. Cerca...cada vez más cerca. El aire de tu boca, cada vez golpeando con más fuerza, me quemaba y tu mano apretaba mi cuello que a penas podía controlar.

Fui valiente y logré abrir los ojos. Me encontré con los tuyos cerrados fuertemente, apretando las pestañas unas contra otras. Pero los abriste y te dirigiste al mar de los míos, inundándote, ahogándote... y arrastrándome a mí contigo.

Te mordiste repentínamente tu labio inferior y seguídamente mordiste el mío, con fuerza, quizá demasiado fuerte. Pero esa sensación hizo estremecer todo mi cuerpo y miles de escalofríos corrieron de punta a punta mi ser.

Agarré aún más fuerte tu rizado pelo y mis piernas se entrelazaron con las tuyas, pegándose, atrayéndose, apretándose mutuamente.

Dejaste de morderme para estrellar tus labios en los míos, simplemente respirando, o mejor dicho, respirándonos mutuamente, rozándo simplemente nuestros labios.

Oía tu respiración cada vez mas fuerte,
más dentro...

En un movimiento que apenas noté, conseguiste tumbarme de nuevo boca arriba, con la diferencia de que ahora tú estabas encima de mí agarrándome las muñecas sin apartar tu boca de la mía.

Me besaste, me besaste...

Nos besamos tanto...

Tu boca se apartó de la mía. Y tus labios rozaron mi mejilla, mi mandíbula...rozando suavemente tu lengua...llegando a mi cuello. Me besaste apasionadamente el cuello mientras tu mano izquierda acariciaba mi rostro, mis ojos, mi nariz, mi boca...

Entre nuestra respiración dijiste mi nombre en alto. -Te quiero, te quiero...para siempre...-
Entonces lo noté. Noté tus lábios carnosos deslizarse por mi cuello, cada vez más y más fuerte...hasta que sentí ardiendo mi cabeza, mi pecho, mis manos... hasta que me sentía dentro de tí, dentro de tu boca, chocando con tus blancos dientes ahora teñidos de rojo...

Salimos del frenesí por unos instantes, tus ojos cambiaban de color y tus labios...tus rojos labios eran tan, tan apetecibles... Los besé, saboreándolos, tiñiendo los míos de rojo también.

-Para siempre...- dije entre jadeos. -Para siempre...-

Me abrazaste y permaneciste tumbado, apoyado en mi pecho.

Y así permanecimos la primera noche del resto de mi vida. Sudando, despiertos. Mirándonos sin decirnos nada.

Enredé mis dedos entre los rizos de tu pelo de nuevo, jugueteando con ellos. Sintiendo tu aliento en mi pecho.


Para siempre.
A decir verdad, nunca lo pensé. Quizá jamás lo decidiera.
Debería dejar que mis sentimientos se acomodaran, que se olvidaran por unos cuantos días (semanas, meses...) del mundo caótico en el que me ha tocado vivir y me dejaran respirar, dejando a un lado las respiraciones entrecortadas o los suspiros que tanto, tanto me gustan.
Debería volver. Dar la vuelta y correr sin pensármelo dos veces; sin pensar en ti, aún incorpórea.
Debería...debería... ¡Pero qué estúpida que soy...!
Vuela, por lo que más quieras, vuela lejos de aquí...
...y de mí.
A decir verdad, nunca lo pensé, y, quizá jamás, jamas lo decidiera.

lunes, 1 de junio de 2009

Mira, mira el mar. No digas nada.




Posó el brazo en su frágil hombro desnudo y, así, vieron pasar las horas hasta que desapareció el último rayo de luz. Y se fundieron con la penumbra, amándose.

viernes, 22 de mayo de 2009

Nos abandonas, o mejor dicho ya nos has abandonado. Recostada en el vértice de mi alma pienso, pienso en cómo va a ser mi estancia en mí misma sin ti. También pienso en todo lo que no he hecho y en todas las cosas que he hecho contigo sin que tú lo supieras. Pero ahí se han quedado, en mí misma sin, finalmente, realizarlas.
El camino se unifica en un sólo trazo, sin ramificaciones que me permitan visualizar varias opciones. Ya me quedé sola, soberana de mí misma y obligada a decidir muchas cosas.
Ahora sin ti, sin tu parte en mí, que era todo.
Mi inquietud, mi ilusión, mi desvelo, mi locura (...) y vuelvo a las andadas recordándote (ya no pensándote), que nos (y digo nos) has abandonado; y vuelvo a estar recostada en el vértice de mi alma pensando... Pensando en cómo va a ser mi estancia en mí misma...sin ti.

martes, 14 de abril de 2009

carne variada


Arráncame de mí y quédate con todo. No lo necesito, pues vivo (o más bien sobrevivo) de tí.
Te regalo mis pulmones, pues tu aire es el mío, que cuando lo contienes o suspiras me... me ahogo. Para tí mi corazón, que va a tirones y ya está podrido de latir. Las mariposas de mi estómago también han decidido huir de mí y seguirte donde quiera que estés.
Podría ir diciendo uno a uno cada órgano, parte o glándula de mi cuerpo que te he regalado hasta sentirme eviscerada, anulada, vacía... En un espectro andante convertida, espero a que me alimentes cual feto en el vientre materno; acurrucado en su mundo.
Yo vivo acurrucada en el mío, esperando. Sólamente esperando...te.
Luz...
Tras mucho pensar, he decidido que eres... eres luz.
Esas pequeñas líneas de luz que se cuelan entre las rendijas de una ventana de madera. Esa luz fría del alba, del amanecer congelado del más puro invierno. Esa que no te esperas, que te despierta, esa que te abruma al sentir su primer contacto.
Luz teñida de colores rosados, violetas, azules, anaranjados...
Luz que hace que te despiertes un día más.
Pura ensoñación...si, eres luz

[ ! ]

¡Oh, mierda! Me olvidé la cámara de fotos.

Preparada

Ya voy de camino. Bueno en realidad llevo estando "de camino" desde ayer por la noche, pero me faltaba hacer la maleta.
¿Y qué me llevo?¿A qué voy realmente? Buen tiempo no va a hacer... pero esperemos que tampoco llueva... ¿Y si me llevo símplemente papeles, mil papeles, un boli (o dos), un par de trapitos y un libro? Finalmente metí en la maleta medio armario, miles de folios, un estuche lleno de bolis y lápices de colores y mi portatil. Es decir todo y más de lo que pensaba llevarme en un principio. Bueno todo menos...menos el libro, que me lo voy a comprar allí.
Y así me veo: con un vestido medio desteñido y bastante antíguo, unas medias demasiado rotas, mis zapatos descosidos por todas partes y el pelo suelto y despeinado. Maleta en mano y un nudo en el estómago. ¿Preparada para irte sola al mar?
Allí sé que me esperan muchas cosas: las piedras, blancas ya de la sal, la arena, la montaña aquella tan alta que tapaba una nube, el faro (¡cómo me gusta mirar el faro por las noches, ahora que recuerdo!)y el mar...sé que me espera el mar, que aunque está en constante movimiento, sé que va a estar ahí, delante mío todos los días, esperando...

lunes, 13 de abril de 2009

No, no es una huída, es sólo una pausa

Después de mucho pensar, he decidido que me voy a la playa. Estoy quemada de Madrid, de sus calles caóticas, de las multitudes de gente y de sus altos edificios. Raro en mí, pues me considero una "rata de ciudad", porque adoro el alboroto, el agobio y el ambiente cosmopolita de esta ciudad.
Y es que AMO a la humanidad, lo que me revienta... lo que me revienta es la gente.
Los quebraderos de cabeza no cesan; si no es por una cosa es por otra, por lo que he pensado que es mejor desconectar unos días de todo esto y sentirme a mí misma, sola, en una roca mirando al mar. Si, eso es lo que realmente necesito.
Mucha gente, cuando se siente agobiada tiene algún problema, buscan apoyo en ciertas personas. Estar con alguien, acurrucarse en el regazo de un amigo o persona importante para ellos es lo que les ayuda. En mi caso creo que eso no funciona así.
Siempre me he comido mis dudas, mis cacaos y mis problemas sola, bien lo sabeis quienes me conoceis. No tengo ningún problema importante, ni mucho menos. Pero necesito pensar, pensar en... en mí. Hace mucho tiempo que no me dedico un tiempo a mí, a mis cosas, y creo que merezco algunos días para dedicarme a ello.
Aunque sí que es verdad que me gustaría la compañía de UNA persona. Sería ya tanto pedir... sería demasiado para que fuera verdad. Así que me limitaré a imaginarte, como siempre.
Decidido, me voy a la playa unos días. Voy a desaparecer del mundo un rato para intentar volver con otro ánimo, con más inquietudes de las que ahora tengo, con más corazón que darte sin que tú te des cuenta. ¡Ay...ay, qué problema el mío! Y es que te digo tantas, tantas cosas...y tú no te das cuenta...

Pensamientos invisibles

Creo que iba a escribir blasfemias sobre alguien. He estado una hora escribiendo, pero he pensado que mejor no escribir nada, pues ya está todo dicho. El mejor desprecio es no hacer aprecio... o eso dicen, ¿no?

domingo, 12 de abril de 2009

Momento peculiar


Estoy estresadísima, y es que ¡hoy por la tarde me he llevado un susto poco habitual...!!
Estaba yo en mi casa sola haciendo mis cosillas cuando de repente oigo gritos, gritos que procedían de la casa de al lado. Algo extraño, porque no había nadie en esos momentos. Luego caí en la cuenta de que no eran gritos de persona; eran aullidos de animal, y es que mi vecina (llamémosla X) tiene tres perritos en su patio.
-¡Tendré que salir para averiguar qué está pasando!- Total que salgo y, efectivamente, esos aullidos provenían de su perrita, que en un intento fallido de huir de su casa estaba con medio cuerpecito fuera de los barrotes de la puerta mirándome con cara de: "ayúdame a salir o a meterme de nuevo, pero por favor no le digas a nadie que he intentado escapar de aquí".
Me armé de valor, en un intento fallido de meterla de nuevo en su patio, pero era imposible incluso tocarla. Se había hecho daño, pero daño interno. Lo que quiere decir: palidez en mi cara y ojos super abiertos con una lagrimilla de pena intentando salir.
Intenté llamar a mi vecina al móvil; imposible igualmente porque no está en España y el teléfono daba señales raras. También quise llamar a sus padres, pero por mas vueltas que le dí a mi listín telefónico de mi movil rancio, tampoco los encontré.
Así, como de la nada, de repente apareció un chico que de algún modo irradiaba luz propia, y es que por lo visto era cerrajero o algo así. Vamos, mi salvador en esos momentos. Me dijo que si YO me hacía responsable que él intentaba abrir la puerta e intentar sacar del apuro a la perrita que cada vez lloraba más (yo creo que no ya tanto de dolor, si no de rabia por no haber podido escapar). Pero yo no me veía con la responsabilidad de abrir puertas ajenas, a si que le dije que los DOS nos teníamos que hacer responsables de todo. Pero no, él sólo quería abrir la puerta y fugarse dejándome a mí con todo el marrón. (Claro, es muy fácil ser un héroe si luego la que se queda pringando si viene alguien soy yo).
Pero fui lista (en ese momento) y llamé a la persona que seguro tenía el teléfono de alguien de la familia de la pobre perrita: El vecino de abajo. (Mi tío)
Finalmente conseguimos dar con los padres de mi amiga (y también vecina llamada X), los cuales tuvieron que saltar los propios barrotes de su casa para entrar. Gracias al cerrajero oportuno y heróico pudimos abrir la puerta y sacar a la perrita de allí. Sé que en un futuro esa perra me tendrá mucho cariño, pues yo no he dicho nada de que se quería fugar de su propia casa, pues yo misma lo he intentado en alguna ocasión, (fallida) y ella tampoco ha dicho nada a nadie.
Esta historia ha tenido un final feliz, pero mientras lo pienso me doy cuenta de mi situación y mis pintas: en pijama, haciendo torrijas, manchada de leche, con un pañuelo de leopardo, los pelos de punta y una crema anti-ojeras que jamás me he hechado (tenía que ser hoy).
La situación era indescriptible.
Lo raro es que no hayan pensado que fuera una loca/psicópata y me hayan creído.
Tarde interesante donde las haya.

sábado, 11 de abril de 2009

...



No, no quiero copias pixeladas;
no quiero cadáveres andantes que deambulan por la ciudad.
No quiero ir hacia la dirección que indican las flechas y que todos siguen.
No quiero ser uno más, no quiero ser como ellos.


Porque estoy bien en mi mundo etílico y de paranoia constante.
Porque sé que voy a encontrarte aquí; sé que debo encontrarte aquí...
Porque nadie puede ver lo que yo veo, sentir como yo siento,
porque sé que tú me entenderías; porque hacer el amor contigo sería una tontería, pues ya estarías dentro de mi.


Sí, se que te voy a encontrar, y entonces, sólo entonces podré saltar y gritar que soy libre.
Porque sí, y jamás seguiremos los caminos marcados y mil veces pisoteados,
seguiremos el nuestro, que inventaremos nosotros, nuevo y a estrenar.
A veces pienso que ya te he encontrado, pero vuelas demasiado alto y no te podría alcanzar jamás...

Para tí


Y arráncame los ojos, puedes quedarte con ellos si quieres. Pues ya me quedé sin corazón, todo lo veo grisáceo, sin color, sin vida ninguna...ya no late nada en mí, no tengo impulsos, no tengo nada que me motive a seguir... ...y lo único que hace que sienta vibraciones en mí es una mentira. Sigo buscando la libertad individual, apenas existente ya... Soy incapaz de ver libertad, sentimiento, felicidad y sobretodo soy incapaz de ver VIDA. Por esto es por lo que te doy mis ojos; como ves, ya no los necesito.